
El moho es un problema ambiental que no solo afecta el sistema respiratorio, sino que también puede tener un impacto significativo en el sistema neurológico. Las micotoxinas liberadas por ciertos tipos de moho pueden ingresar al cuerpo a través de la inhalación o el contacto directo, provocando alteraciones en la función cerebral y el bienestar general.
Síntomas neurológicos causados por el moho
La exposición prolongada al moho puede generar diversos síntomas neurológicos, entre ellos:
- Fatiga crónica: Sensación persistente de cansancio y falta de energía.
- Dolores de cabeza recurrentes: Inflamación y respuesta inmunitaria que pueden desencadenar cefaleas frecuentes.
- Dificultades cognitivas: Problemas de concentración, pérdida de memoria y confusión mental.
- Mareos y vértigo: Sensación de inestabilidad o desequilibrio.
- Trastornos del estado de ánimo: Ansiedad, irritabilidad y depresión pueden estar relacionados con la exposición a toxinas del moho.
¿Quiénes son más vulnerables?
Algunas personas pueden ser más sensibles a los efectos neurológicos del moho, como:
- Individuos con enfermedades neurológicas preexistentes.
- Personas inmunodeprimidas o con sensibilidad química múltiple.
- Niños y adultos mayores, cuyos sistemas nerviosos son más vulnerables.
¿Cómo prevenir los efectos del moho en el sistema neurológico?
Prevenir la exposición al moho no solo protege la salud respiratoria, sino que también es clave para mantener una buena función neurológica y mejorar la calidad de vida.